Soy del tipo de persona a quien le gusta seguir las reglas y tener rutinas. Con mis hijos, las rutinas han sido clave para su aprendizaje, el mejor funcionamiento de la casa y mi sanidad mental. Si sabemos qué sigue, es más fácil para nosotros estar en el presente, y darle el tiempo justo a cada cosa y actividad. A los niños además, la rutina les da seguridad y confianza.
En mi casa, tenemos las rutinas de la mañana antes de ir al colegio, y ellos saben perfectamente bien dónde estará su ropa lista para ponérsela y cuándo hay que lavarse los dientes. En la tarde tenemos una hora para hacer la tarea y luego tiempo para divertirnos.
Pero la rutina que tenemos más ensayada (y mi favorita), es la de la noche.
Después de cenar, mis hijos se bañan, se ponen la pijama y eligen su cuento. Le pido a mi hija prender la lámpara pequeña que está al lado de su cama, y con esta luz tenue, nos acostamos los tres entre muchos cojines y nos transportamos a un sinfín de mundos imaginarios entre hojas de papel.
Ahora que mi hijo tiene 7 y mi hija 3, la selección se ha vuelto más individual: aventuras mágicas y sarcasmo figuran entre personajes tiernos y cuentos de hadas. Pero la rutina de baño, cuento, cama, no cambia.
Obviamente mis hijos se acuestan a la misma hora, pero cuando mi hija era más chica y se acostaba más temprano, hacía la misma rutina pero por dos. Dejaba a mi hijo jugar unos minutos solito mientras me sentaba con mi hija para leer y jugar con libros de pasta dura. Para los más chicos, leer es una actividad totalmente sensorial. Abríamos solapas y tocábamos texturas, cantábamos y hacíamos ruidos, y claro, leía con voz chistosa y tierna.
Ahora que han crecido, el tiempo de leer es compartido y disfrutamos estos momentos de imaginación y relajación juntos. En nuestra familia, no hay mejor manera de saludar a Juan Pestañas que después de leer juntos.
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Por Lindsay Ruggles, ateconqueso
ateconqueso es una empresa social mexicana que promueve el desarrollo infantil a través de los libros. Para lograrlo, hacen libros increíbles y forman agentes de desarrollo. Además, por cada libro que venden, regalan uno igual a una familia que no tiene acceso a libros en su casa. Pueden encontrar más información en su sitio web y redes sociales.